En aquellos días de sesiones eternas escuchando la radio en mi cuarto hubo un momento que fue un punto de inflexión en mi vida. En no sé qué cadena de radio sonó un tema con un ritmo y una fuerza que me pasó por encima de forma aplastante. Cantaba un tipo con la voz rota al que no le entendía ni papa y había una batería y un saxo demoledores.
El impacto fue tal que cogí papel y lápiz esperando que el locutor informase al término de la canción de qué era aquello.
Y así fue... "Esto era Bruce Springsteen, con su tema Night..."
Mi habilidad con el inglés en aquel entonces era la misma que tuve y conservo todavía con las matemáticas, nula. Así que me apunte aquellos nombres como más o menos me sonaban, fui a junto a mi padre y le pedí dinero para mi primer disco.
Era un tema del disco Born to Run, un clásico. Tenía un ritmo endiablado, la batería de Max Weinberg cabalgaba durante tres minutos recibiendo en la cara el viento del saxo de Clarence Clemons apoyado por esa banda brutal al completo que era The E Street Band.
En el día de ayer nos dejaba uno de los artífices de esa primera experiencia determinante que tuve con la música. Tras sufrir un derrame cerebral hace un par de días, Clarence Clemons moría en la madrugada de ayer.
Se ha ido uno de esos tipos a los que me gustaría haber conocido para darle las gracias personalmente. Uno de los saxofonistas más brutales de la historia del rock.
Hay artistas que te marcan, que ayudan a forjar tus gustos y criterios y a los que consideras tus padres musicales. En mi caso, éste era uno de ellos.
Su solo en el tema Jungleland es algo inolvidable e insuperable.
Por todo ello, gracias Big Man.
He dicho.
Clarence Clemons y Bruce Springsteen
No hay comentarios:
Publicar un comentario